Jose Virgins realizó el Cruce del Estrecho de Gibraltar
José Antonio Virginis, socio del Club Náutico, envió a este sitio web para compartir con todos su alegría por haber concretado un sueño deportivo internacional. El 31 de Julio de 2008 realizó el cruce del Estrecho de Gibraltar, una prueba sumamente simbólica dentro del mundo de la natación de aguas abiertas. Su mail cuenta textualmente lo siguiente:
"Quien les escribe JOSE ANTONIO VIRGINIS, socio Nro. 20.027 del CLUB NAUTICO SAN PEDRO es para contarles que el día 31 de Julio del 2008 he cumplido con un sueño que fue cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar uniendo España desde la localidad de Tarifa y Marruecos (Punta Cires), habiendo nada aproximadamente unos casi 20 Km. en un tiempo de 4 horas y 9 minutos.
Dicho cruce fue fiscalizado por la ACNEG (Asociación del Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar).
Me acompañaron Pedro y Verónica Bello en la embarcación uniéndose otro amigo español llamado Jorge quien también nos hizo el aguante para darme alimentos y bebidas.
La embarcación fue dirigida por un práctico llamado Antonio quien la tenía muy clara y un guardavidas de la Cruz Roja llamado Jesús que estaba en otra embarcación y quienes nos indicaron todas las cosas que debíamos hacer en el trayecto, en mi caso dándome consejos sobre la ubicación respecto de la embarcación y a los chicos respecto a la forma de darme alimentos.
Previo a la salida nos estaba esperando la prensa y la televisión española quienes nos hicieron una nota previa a la salida y nos acompañaron en otra embarcación hasta los 10 minutos de la salida.
La jornada fue estupenda, salimos 9 y 20 de la mañana hora española desde el puerto de Tarifa hasta que me indicaron que debía nadar hasta una roca que era el punto más meridional de España, debiéndola tocarla y de ahí a nadar hasta Marruecos donde empezaba la travesía.
Empecé a nadar con un ritmo fuerte teniendo en cuenta que la corriente a la salida del puerto era fuerte hasta que debía acomodarme en mar abierto.
El plan de paradas para hidratarme y consumir alimentos era hacerlo cada 40 ó 30 minutos con un tiempo de no más de 30 segundos por parada para evitar que la embarcación se vaya del curso por las corrientes y no perder el ritmo de nado.
Antonio me indicó que no debía mirar hacia adelante, o sea hacia Marruecos para evitar la ansiedad enemiga para hacer un nado de largo tiempo y sobre todo porque si bien se ve la costa africana opticamente es una trampa mortal.
Entre las incidencias del trayecto les cuento que a las dos horas me cansé toda vez que venía haciendo un ritmo muy fuerte, no se si por la ansiedad o por las ganas que tenía de nadar y llegar a destino, por lo que decidí bajar el ritmo, acomodarme para luego iniciar un ritmo de nado que me fuera cómodo, hecho que pude lograr luego de pensar seriamente en la táctica establecida.
También y por momentos había corrientes de agua muy pero muy fria y por otro lado sentía el ruido de los motores de terribles barcos que pasaban cerca de nosotros.
Otra incidencia fue que una gaviota me estaba siguiendo con claras intenciones de picotearme la cabeza y que pasó, hecho que me hizo poner incómodo y por momentos tuve que parar para espantarla, hasta que la maldita se fue.
He realizado 6 paradas para hidratarme y recibir alimentos.
Durante la travesía y en una de las paradas, Antonio me indica que me faltaban 4 kilómetros de nado para llegar a destino (Punta Cires, Marruecos), y en ese momento me dije, ya está, teniendo en cuenta que venía nadando de puta madre y que ya nadie me paraba.
En la última parada para abastecerme, la tripulación me indicó que quedaban solamente 1500 metros para tocar Marruecos, siendo los más duro porque el mar se empezó a encrispar por el viento y el cambio de marea que dificultaba el nado, y de ahí en más le di con todo lo que tenía donde cada vez tenía más cerca el lugar que debía tocar.
Así las cosas, cuando me indicaron que debía tocar tierra marroquí apunté a una roca, y al llegar la toqué, me subí y grité como un loco mirando al cielo diciendome YA ESTA.
Se me mezclaron muchas emociones, sentimientos y por momentos estaba mirando por todo lados.
No podía quedarme más tiempo por la corriente y tuve que volver a la embarcación para emprender el regreso al puerto.
El ánimo en el grupo era indescriptible y solamente era felicidad. Al volver con el barco al puerto, miraba para atrás y no podía creer lo que había nadado.En el trayecto me acordé de todo lo que hicimos para concretar este sueño, de la planificación, de las sesiones de entrenamiento en la pileta, en el gimnasio, de quienes nos ayudaron, nos alentaron, y sería injusto nombrar a todos porque me podría olvidar de alguno.
Por último, por medio de archivo adjunto les envío fotografías del cruce.
Sin otro más saludo a Uds. con todo afecto".
José Antonio Virginis.
Socio Nro. 20.027